2013/02/22

Viajar con Pla

Llevaba tanto tiempo queriendo leer a Josep Pla, que cuando lo he hecho la satisfacción ha sido muy superior a la expectativa creada, al contrario de lo que suele ocurrir con otros escritores. Parece mentira que un libro como Viaje en autobús, del año 1942, pueda producir esa sensación de armonía que raras veces se encuentra en un libro.

Los pequeños retratos de costumbres que realiza el escritor catalán, con descripciones minuciosas como la que dedica a una becada, inconmesurable, le reconfortan a uno de tanta página volandera sin criterio y sin alma.



A estas alturas todo el mundo sabe quién fue Pla: periodista, escritor, espía y franquista. Durante mucho tiempo, lectores de ideología progresista rehuían su literatura por la trayectoria personal del escritor, tan discutible y tan sazonada de contradicciones. Por fortuna, esa época ya pasó y ahora hay un amplio consenso en considerar al autor de Palafrugell como uno de los mejores prosistas de la Península en el siglo XX. Y eso que la mayor parte de su obra fue escrita en catalán.

Resulta conmovedor que asuntos de tanta actualidad como la corrupción, la acumulación pornográfica de dinero o la burbuja inmobiliaria sean abordados en este pequeño librito repleto de buen escribir.

Tal vez Pla no fuera un dechado de imaginación, ni creador de complejas tramas narrativas, pero sí que supo observar con detenimiento todo lo que le rodeaba y filtrarlo por su propio tamiz con maestría, para solaz de sus lectores.

Tras la revelación de Viaje en autobús, comienzo estos días la travesía, más larga, de El cuaderno gris. Ya les contaré.

  • Viaje en autobús. Josep Pla, Destino, Barcelona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario