2011/11/04

Cada estrella es para mí un policía

[La poesía de Thomas Bernhard no es fácil de leer, requiere esfuerzo. Es una poesía plomiza, triste, desgarrada a veces. Pero es una poesía que merece la pena ser leída. Aunque uno prefiera su teatro o su narrativa. Acompaño un ejemplo extraído de su libro "Los Locos. Los reclusos". No lleva título.]

Cada estrella es para mí un policía.
El firmamento desfila, pero es la mar milenaria
océano de cachiporras, ¡uniformada porquería!
La locura es roja en mi bandera carcelaria.

Me azotan los lomos, blancos como nieve,
mi roja cabeza hincha el viento de la tarde.
Golpean mi cuerpo cuando a oponerse se atreve
y no encuentra alimento, aunque no se acobarde.

En mis ojos centellea el huracán
de unas leyes que, afiladas, muerden.
Soy mi propio perro y tú mi can,
cuyas carnes en la prisión se pierden.

* * *

¿Qué clase de vino, mi Señora Orina?
Voy borracho entre los cráneos rapados
del bajo inframundo, entre esa ruina,
trenzo con mi hambre coletas a desharrapados.

Garsten, 1950

  • Así en la tierra como en el cielo. Los locos/Los reclusos. Ave Virgilio. Thomas Bernhard. Ediciones La uÑa RoTa, Segovia 2010, pag. 161