2008/06/23

Jueves



Esperó tres instantes antes de arrodillarse sobre la tierra roja./
Era jueves. Llovía. Su raído sombrero volaba hacia las nubes./
Creyó en Dios hace mucho y con el miedo presidiendo su cuerpo/
Acogió la ráfaga de fuego que acabaría por dejarlo muerto./

Sin aliento en la boca, aturdido por el coro de gritos de los verdugos,/
Se esforzó en un escorzo, un saludo final, pero todo fue inútil./
El médico forense corroboró lo obvio, le expidieron envuelto hasta la morgue/
Y halló la paz eterna en el frío del mármol./

Por fin era hombre vivo. /
Se entretuvo un momento para peinarse un poco, limpiarse los zapatos y encender un cigarro./
Había engañado de nuevo a los matones./
Tomó un taxi en la esquina: “Acerqueme al estadio”./
El sombrero no podía estar lejos./


[2008-01-8]