2006/11/20

Desperezarse

Conviene desprenderse de la pereza, desperezarse. Conviene leer a gentes que han escrito cosas interesantes, que alumbran el camino de la sabiduría con sus destellos luminosos. Gentes como Pascal, como Bergamín, como Michel de Montaigne. Acercarse a ellos es ser también un poco más sabio, porque quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija, y la sombra de estos pensadores, además de alargada y frondosa, es fresca, ya que se renueva con cada lector que se atreve a abrir las páginas de alguno de sus libros y saborear sus acertadas palabras.

Hoy en día se editan demasiados libros, muchos más de los humanamente asimilables. Acudamos a los clásicos para sortear el laberinto en que nos quiere meter tanto lanzamiento mercantil, tanto autor inocuo convertido en millonario por arte de birlibirloque. Huyamos de los caminos trillados y acogamos en nuestras manos las páginas escritas por Sterne, por Tolstoi, por Goncharov. Seguro que aprendemos algo de sus novelas, seguro que encontramos sensaciones nuevas pese a los años que han pasado desde que fueron escritas.

Ahí va una pista, la página de Trazegnies es un oasis de calma en la red. De nada.

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