
Siempre he sido admirador de Machado, al que releo, aunque no con la frecuencia debida. He conocido el camino de san Polo a san Saturio, en Soria, junto al Duero, y he respirado su fervor por esa tierra. De sus conviciones republicanas no voy a añadir nada, son suficientemente conocidas y le llevaron a morir en Colliure, en cuyo pequeño cementerio permanecen sus huesos.
Además, la lectura me ha descubierto, y por sorpresa, una faceta un tanto desconocida del poeta, y es su marcado ecologismo, denunciando las quemas de bosques, costumbres ancestrales en el campo, a las que consideraba salvajes. Era consciente Machado de la degradación del hábitat que se estaba dando y así lo denunció en sus textos.
Tras la provechosa lectura tan sólo me queda recomendar a quien esto lea, si es que alguien lo lee, que se haga con "Campos de Castilla" y lo saborée despacio. No se va a arrepentir.